Estimado Santo, EL ENMASCARADO DE PLATA.
Te mando el más cordial de los saludos, y una sincera felicitación por lo que es simplemente un merecido reconocimiento a la trayectoria luchìstica y cinematográfica de la persona que porta en el rostro la tradición justiciera de EL SANTO, es decir, por lo que todos los aficionados esperabamos desde siempre, una caricatura del Santo.
Aprovecho para decirte que a mis 24 años de edad, todavia recuerdo como un momento importante en mi vida aquellas veces que acudí a las muchos encuentros en el ring con todos tus rivales, en este bello deporte (y forma de vida) que es la Lucha Libre.
Ni que decir de las emociones que arrancaste de mi infantil corazón con las aventuras que viviste y que fueron inmortalizadas en el cine, aún recuerdo una de las escenas filmicas que màs me impactaron y que estan tatuadas con emociòn y admiración por tí aún en día. Me refiero a aquella escena en la cual Santo es enterrado vivo, y que al despertar de su letargo y valiendose de pundonor y de su sin igual fuerza levanta la tapa del ataúd así como los metros de tierra que sobre este había, para dar paso a la lucha contra el mal para hacer prevalecer la justicia, el honor, la lucha, la tenacidad, la templanza y muchos otros valores que anteponen la nobleza y la inteligencia por sobre la fuerza bruta. Tales valores fueron y siguen siendo inculcados a mi generación y a muchas otras que siguen creciendo con tus increìbles filmes.
Solo quiero terminar esta modesta misiva mandándote un sincero agradecimiento por representar dentro del país un ejemplo de rectitud y disciplina, y fuera de nuestra nación una figura mexicana digna de inmortalización como icóno entre los íconos que levanta la denostada en ocasiones imágen del mexicano. De corazón agradecido y con completa admiración.
Rubén Tovar.
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