viernes, 17 de agosto de 2007

La Greñuda en gente interesante


Aspiro humildemente a dar la sustancia elemental de Christian "La Greñuda" Pérez Ávila, uno de los más eximos habitantes del tres veces heroico barrio de Pastita o Paxtitlan. La Greñuda, fue mucho tiempo portero (sin mucho éxito) de las selecciones estudiantiles de A.P. hasta su dolorosa lesión en el clímax de su carrera que lo alejó de las canchas y lo empujó a caer dramáticamente en una espiral de autodegradación, alcoholismo y en penosas situaciones de homosexualidad y zoofilia, de las que aún trata de salir victorioso.

Es por todos conocida su proclividad a la violencia futbolística, así como sus furores mal disimulados de delantero matalote, por lo cual también fue conocido como Rodiño. Entre las habilidades futbolísticas de la Greñuda, están la de "subirse a la moto", jugada harto peligrosa para sus rivales y para él mismo, dado al alto grado de intoxicación que presupone.


La Greñuda, es también conocido por su ya célebre albur minero, que el de la voz no reproducirá por razones obvias. Es también afamado por su afición algunas de las joyas de rock urbano, como Sam Sam, y en especial melodías como "Anda borracho Pancho" que él presume como su biografía musical no autorizada; y "15 años" donde se refieren pasajes muy cercanos a su infancia como chamaco de la calle (con casa) y como "machincillo de cuadra" y líder de una banda de insurrectos que pretendían abolir la propiedad privada en los bares gays de Dos Ríos, con fines de lenonismo y creación de una secta satánica y gay, hasta que fue delatado por su brazo derecho y autor intelectual del movimiento, su mascota "Gabriel", un perico veracruzano de 28
años adicto a los dulces enchilados de tamarindo y a la sangrita, que asustado por las tendencias masoquistas de la Greñuda, prefirió delatar el movimiento en sus etapas iniciales.

ES de tal manera que resumiría de manera mínima, limitada y humilde esta semblanza de La Greñuda, y no me resta más que invitarlo a usted lector amable, si es que usted llegara a encontrarse con la Greñuda en la calle, a que no lo salude, ni lo perturbe. Aprécielo libremente y sin prejuicios, sin interrumpir su faena diaria tal como se aprecian los animalitos en su hábitat o en sus jaulitas, y esté seguro que alguna cosa buena estará por urdir, tal como patear palomas o perros (no muy grandes) para después regodearse en su crapulencia y gandallez.


No me resta para terminar esta breve apología a la Greñas, más que invitarlo a estar orgulloso de uno más de los emblemas de nuestros tradicionales barrios guanajuatenses, como lo es nuestra Greñuda, que están en peligro de desaparecer como los afiladores a domicilio, los transexuales o el polio.

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Juega con el "chango"...pero cuidado, se puede descalabrar